Familia Zambrano en la entrada del Hato Montana. Foto: Natalia Roa |
Si hay algo valioso en la cultura llanera son sus tradiciones y sus legados
que han perdurado en el tiempo gracias a esa decisión de continuar contándole
al mundo la importancia del llanero en la conservación, la historia y la cultura
de un país como Colombia. Legados que han quedado plasmados en el arte gracias
a Nelson Barragán, en la música con el gran Cholo Valderrama, la poesía por al
Cachi Ortegón y la conservación de la biodiversidad gracias a todos los
llaneros criollitos que aún continúan viviendo en la mitad de la sabana,
trabajando llano y cuidando de esas tierras planas tan importantes para la vida
en todo sentido.
La Familia Zambrano puede dar cuenta de lo que significa continuar con un
legado, ese que inició el primer Gerardo Zambrano que colonizó tierras Casanareñas
en el año 1908 y quien fue un hombre que aportó a las fundaciones de poblados
tan importantes como Orocué y San Luis de Palenque.
El primer Gerardo vivía en Nunchía y para ese entonces era dueño de más de
50 mil leguas de tierra entre Nunchía y la zona del Pirichigua y Guanapalo, actualmente este territorio se conoce como la vereda San Rafael de Guanapalo, zona rural del municipio de San Luis de Palenque;
en estas tierras trabajaba la ganadería de raza criolla casanareña con pastos
naturales y le servían de estación de descanso y abastecimiento en las
temporadas de recorridos desde el piedemonte hasta el río Meta, en donde
llegaban los barcos Europeos que traían y llevaban mercancía, en esa época la entrada la hacían desde el
río Orinoco hasta Puerto Carreño y de allí hasta Orocué navegando por el río
Meta, Orocué era tan solo unas casas cercanas al puerto.
Mapa de aproximación de la extensión de tierra que pertenecía al primer Gerardo Zambrano y su familia para los años 1.920 |
La travesía desde el Pirichigua hasta Orocué de a caballo era interminable,
se necesitaba otro punto de descanso y abastecimiento; fue entonces que el
primer Gerardo decide comprar las tierras del Duya en la época en la que estalla
la primera guerra mundial, en esa época vivían muchos europeos en la zona del
Duya que se dedicaban al comercio de plumas, animales, caucho y sarrapio. En
ese momento a todos los alemanes que permanecían en otros países les llamaron
para combatir por su país en la guerra; esto permitió que las tierras que
ocupaban en Casanare fueran vendidas a bajo costo, don Gerardo aprovecha la
situación y adquiere esas tierras aumentando su territorio; era el dueño de
tierras en Nunchía, San Luis de Palenque, Trinidad y Orocué; es por esto que es
conocido como uno de los fundadores de estos municipios.
Don Gerardo Zambrano a sus 90 años cabalgando de a caballo. Foto: Carlos Arturo Zambrano |
El Hato del Duya de casi 30 mil leguas de tierra se llamaba “La Charanga” y
el de la zona del Pirichigua la llamó “El Encanto”. En el gran Hato “El
Encanto” trabajaron cientos de criollos que realizaban trabajos de llano que
duraban meses, trasladando miles de cabezas de ganado criollo por las tierras
Zambraneras, siempre de a caballo cruzando ríos caudalosos como el Pauto o el
Duya y enfrentándose a todo lo salvaje y mítico que tienen los llanos
orientales (jaguares, pumas, anacondas y espantos).
Para esa época era tanta la extensión de tierra y tantos los llaneros que
trabajaban para el primer Gerardo, que permitió la fundación de pequeños
poblados de llaneros trabajadores y sus familias en esas tierras; actualmente estas
fundaciones son veredas de dichos municipios como Guanapalo en San Luis de
Palenque, también creó un albergue para los hijos de estos trabajadores donde aprendían
a escribir, a leer pero sobre todo a trabajar llano y fundó la escuela de San
Rafael de Guanapalo; allí crecieron y se formaron llaneros como Seudiel Gualteros y sus hermanos, muchos de ellos y sus descendientes actualmente siguen trabajando para esta
familia.
Don Gerardo Zambrano "El Patriarca" Foto: Natalia Roa |
En el Hato El Encanto nació y creció el segundo Gerardo Zambrano conocido como “El
Patriarca” y sus hermanos como la señora Carmen Mariela Zambrano; don Gerardo a sus 92 años aún continúa caminando las sabanas de los predios
heredados por su padre y recordando las historias que vivió en esas tierras,
fue él precisamente quien me contó lo que escribo.
Los protagonistas de la entrada de hoy hacen parte de la tercera generación
de los Zambrano, Don Juan Carlos Vargas Zambrano, Don German Rodríguez Zambrano
y don Carlos Gerardo Zambrano el hijo de “el patriarca” y el tercer Gerardo de
esta familia, los 3 son primos y actualmente son los dueños de 3 fundos que
hacían parte del gran Hato “El Encanto”, los predios Mata de Palma, Altamira y
Montana, tierras heredadas de su abuelo, el primer Gerardo Zambrano “El
Fundador”.
Los primos Zambrano, Izq a Der: Juan Carlos Vargas Zambrano, Germán Rodriguez Zambrano, un trabajador, Carlos Gerardo Zambrano y Simona. Foto: Tomada de Facebook. |
Esta familia ha hecho y sigue haciendo historia en estas tierras planas,
los tres primos Zambrano están decididos a continuar con el legado del primer y
segundo Gerardo, los dos han inculcado a sus herederos y trabajadores el
cuidado de las sabanas naturales, de la biodiversidad y de la cultura que en
ellas habita; esta tercera generación de propietarios, que tienen una gran
influencia petrolera y arrocera a su alrededor, han aprendido que el valor
natural de esas tierras y de su cultura es incalculable y por eso la conservan,
los predios actualmente mantienen un porcentaje muy alto de sabanas, esteros,
morichales y garceros naturales, ha sido muy poca la intervención realizada en
estas tierras y de allí radica el reconocimiento que hoy tienen.
Hace 4 años que los conozco, tuve la oportunidad de trabajar y aportar a
sus proyectos de vida en los Hatos con un trabajo que realizamos con la
Fundación Cunaguaro; la idea era consolidarse como Reservas Naturales de la
Sociedad Civil y ser los pioneros en Turismo de naturaleza de la región,
acciones que les permitirían un nuevo proyecto de vida, seguir protegiendo sus
sabanas, mantener sus prácticas ganaderas extensivas y dar a conocer al mundo
la biodiversidad y la cultura llanera manteniendo el legado de los dos Gerardos.
En la tapa de Mata de Palma, de Izq a Der: La Guata, Juan Carlos Zambrano, un turista Chileno y uno Local. Foto: Lucía Córdoba |
Al primero que conocí y que decidió iniciar esta aventura fue a Don Juan
Carlos Vargas del Hato Mata de Palma, predio que heredó de su madre la señora Carmen Mariela Zambrano, Juan carlos es un reconocido arquitecto que por
cosas de la vida en un pasado no muy lejano trabajó con mi madre en Bogotá y al
parecer, según lo que mi madre me cuenta, es un arquitecto muy importante en la
ciudad, tan convencido estaba de esta aventura que tomó la decisión de
apostarle al sueño de la conservación y dejar su vida cotidiana a un lado; con
Don Juan Carlos recorrimos muchas veces los pastizales de su hato soñando con
el futuro de Mata de Palma, me permitió aportar en la construcción de su sueño,
nos sentábamos a tomar café cerrero a orillas de la tapa llena de chigüiros que
adorna su casa y montamos a caballo contemplando la inmensa biodiversidad de fauna
que habita en sus sabanas.
Biodiversidad en la tapa del Hato Mata de Palma. Foto: Lucía Córdoba |
Era impresionante ver osos hormigueros gigantes, osos meleros, zorros,
garzas de mil colores y huellas de puma, recogimos cráneos de animales
silvestres, esos cráneos que el inclemente verano suele dejar naturalmente
sobre los pastos y que son un tesoro invaluable para esta Guata, (algo que para
él y algunos criollos era bastante extraño); gracias a él conocí a Seudiel Gualteros mi
gran amor criollo, a ese amigo pata al suelo que admiro, estimo y respeto, hoy
Seudiel es el guía local de turismo de naturaleza más cotizado de San Luis de
Palenque y todo por un sueño que inició
su patrón y que hoy es una realidad, realidad que ha tenido tanto éxito que
otros criollos se han sumado a esta labor de guías locales combinando su
trabajo de llano con la guianza turística; lo que les permite acercase a otros
mundos y a esos otros mundos conocer la vida y la tradición de un llanero pata
al suelo que percibe la vida desde su relación con la naturaleza.
En muy poco tiempo don Juan Carlos en Mata de Palma se organizó para
prestar servicio de alojamiento, alimentación, caballiciadas de avistamiento de
fauna, degustaciones gastronómicas y culturales, entre otros servicios más que
vale la pena conocer.
Don Germán Rodriguez Zambrano y Simona. Foto: Lucía Còrdoba. |
A esta aventura de don Juan Carlos se le unió su primo don Germán del Hato
Altamira con el apoyo de su esposa Martha, Germán es un reconocido ganadero de la
región que hoy continúa con su labor de una manera sostenible, un hombre enamorado
del llano y de sus sabanas, siempre va acompañado
de su fiel amiga Simona, una siberiana que lo sigue a todo lado, con don Germán
conocí uno de los garceros más hermosos e impresionantes que he visto; el
garcero de Altamira alberga más de 9 especies diferentes de aves y en época de
reproducción ofrece un espectáculo de colores, cantos, bailes y plumas de ensueño.
Al igual que su primo se organizó para prestar el servicio de alojamiento, hoy
cuenta con habitaciones dotadas de comodidades para el visitante y cuenta con
el servicio de don Ricardo, un criollo que inició en la guianza turística siguiendo
los pasos de Seudiel y hoy es el guardián del puma, especie que habita las
tierras de Altamira.
Garcero de Altamira. Foto: Lucía Córdoba |
El último en unirse a esta aventura fue don Carlos Gerardo Zambrano del
Hato Montana, piloto de avión comercial que trabajaba para una compañía de
transporte aéreo muy famosa y quien también modificó su vida profesional, su
vida de ciudad para dedicarse por completo a sacar adelante esta idea que
transformó sus vidas, siempre con el apoyo incondicional de su esposa y sus
hijos que hoy son parte fundamental del proyecto que adelantan.
Familia completa de don Carlos Gerardo Zambrano, sus 3 hijos, su esposa Karym y su padre Don Gerardo Zambrano. Foto: Carlos Arturo Zambrano |
Modificó la estructura de la casa de Montana en una casa hotel en la mitad
de la sabana con todas las comodidades y lujos, sin perder la estética del tradicional
Hato llanero, ofrece a sus visitantes la gastronomía tradicional con un toque
moderno y elegante, un servicio que es posible gracias Daniel Vera al esposo de
su hija María Cristina, un chef que enamora a los visitantes con su sazón. Las comunicaciones, publicidad y fotografía
las realiza su hijo Carlos Arturo reconocido fotógrafo profesional, la
administración, orden y estética está a cargo de su esposa Karym, una mujer
sonriente, amable y que admiro con todo mi corazón.
Por las sabanas de Montana, entre venados y chigüiros caminé con el segundo
Gerardo, con la historia viva de esa tierra, con el abuelo, con el patriarca;
en la mitad de esa sabana él me contó la historia de sus tierras y sus
criollos, tuve la oportunidad de celebrar sus 90 años en este lugar, bailamos
joropo, comimos carne hecha en trincho y jocosamente descubrió que yo le pertenecía
al ver mi sombrero criollo con las marcas de sus hierros.
Celebración de los 90 años de Don Gerardo, Izq a Der: La Guata, Don Gerardo y Seudiel Gualteros. Foto: Carlos Arturo Zambrano |
La aventura que inició don Juan Carlos y al que se unieron sus dos primos y toda su familia, lleva más de 3 años, organizaciones
como Cunaguaro, Parques Nacionales Naturales, WWF, Calidris Birdlife, Fundación
Panthera, Programa Riqueza Natural de USAID, entre otras, los han apoyado en
este camino para convertirse en Reservas Naturales de la Sociedad Civil y
posteriormente ingresar al mundo del turismo de naturaleza, actualmente son
reconocidos como el núcleo de reservas “el Encanto de Guanapalo” nombre que le dan de acuerdo a la historia del lugar, este núcleo
cuenta con más de 9 mil hectáreas de las cuales 1.200 están destinadas a la
conservación, cuentan con un registro de 271 especies de aves migratorias, endémicas,
casi endémicas y gregarias, esta riqueza en aves les permitió que les otorgarán
la designación global de (AICA) Área de Importancia para la Conservación de las
Aves, siendo la sexta reserva natural de Casanare en lograrlo.
Los primos Zambrano y su familia, recibiendo orgullosos la designación de AICA. Foto: De facebook |
Su sueño se ha cumplido, su legado se mantiene, su apuesta a la conservación
no solo los beneficia a ellos sino a todos, que sigan haciendo historia y mostrándole
al mundo que si se puede, que conservar la biodiversidad es el mejor camino
para ser felices y aportarle al mundo la belleza natural de las sabanas
inundables.
La mayoría de historias que cuento y contaré en este blog se dieron en las
tierras Zambraneras, esta familia me abrió las puertas de sus Hatos, de sus
Casas y de su historia, gracias a eso pude hacer una inmersión en la sabana
inundable, conocí a los criollos que hoy inspiran a esta guata, a mis grandes amigos
de la sabana; en esas tierras pude experimentar la sensación de la verdadera
libertad y tuve la oportunidad de contemplar la naturaleza en su máximo
esplendor, manadas de venados, chigüiros, babillas enormes, zorros, caminé con
osos hormigueros gigantes, observé aves de mil colores, búhos, lechuzas,
chenchenas y anacondas, fui inmensamente feliz, conocí el llano y me enamoré de
él.
El Encanto de Guanapalo tiene un embrujo como dice don Germán, déjese
embrujar y péguese la rodadita a conocer el llano de verdad con esta familia
que hace historia, vale la pena hacerlo.
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