viernes, 16 de octubre de 2020

SIGUIENDO LA HUELLA DEL JAGUAR

Las gigantes huellas de un tigre mariposo (como le llaman al jaguar) aparecían frente a nosotros, la ilusión no se hizo esperar, las huellas estaban frescas; seguramente el jaguar (Panthera onca) estaba cerca.

Foto de portada extraida de internet.

 

Hace muchos años logré ver un cachorro de jaguar que se escondía en los bosques de galería del  río Orinoco en la zona del Tuparro en Vichada. Una zona catalogada por Alexander Von Humboldt como la octava maravilla del mundo, y aunque fue por solo un instante fue poderoso verlo y ¡claro! me encantaría ver otros muchas veces más.

 

El primer jaguar en libertad tuve la fortuna de ver. Foto Lucía Córdoba

La idea de volver a ver un jaguar salvaje, en libertad y en su ecosistema natural me emocionaba; era como una historia de fantasía en estos tiempos donde la transformación del paisaje, los monocultivos, las carreteras y nuestra forma de vida han modificado y acabado con muchos ecosistemas y sus habitantes.

Éramos cinco amigos los que nos habíamos embarcado en esta travesía en busca de ese majestuoso felino. Los cinco llevábamos muchos años trabajando con Cunaguaro y otras organizaciones en la conservación de ecosistemas, fauna y flora de las sabanas inundables de la Orinoquía colombiana. 

Durante ese tiempo se habían instalado cámaras de fototrampeo en algunos hatos y áreas de reserva en Casanare. Los registros de fauna eran sorprendentes, osos palmeros, osos meleros, ñeques, guatines, zorros, nutrias gigantes, pumas y el imponente jaguar parecían tomarse selfies con estas cámaras; seguro su curiosidad los hacía acercarse demasiado y las capturas fotográficas eran muy emocionantes y en ocasiones muy graciosas.

 

Imágenes de cámaras trampa en el hato La Aurora. Fotos: Fundación Jaguar y Panthera.

 Compartíamos la felicidad de ver los registros, sin embargo; sabíamos que seríamos más felices el día que por fin tuviéramos la fortuna de ver libre y en su ecosistema a ese majestuoso felino salvaje de manchas perfectas; todos sabíamos que el lugar para verlo era el hato La Aurora en hato Corozal, Casanare.

La Aurora, es uno de los lugares de avistamiento de jaguar más famoso de la Orinoquía y de Colombia, 16 mil hectáreas de sabana inundable natural con unas condiciones ambientales perfectas, que le permitieron ser un Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA). 

Con el fin de emprender una estrategia que les permitiera conservar el hato, su cultura, la ganadería extensiva y al jaguar. La familia Barragán, especialmente los hermanos Jorge, Nelson y Julio se unieron y crearon una estrategia de turismo de naturaleza.

Nelson Barragán se encarga de la administración del Hotel Juan Solito, un ecolodge con todas las comodidades en medio de la sabana. Nelsón, consiente y cuida a cada uno de sus turistas con la deliciosa comida tradicional del llano, noches de parrando, poesía y contrapunteo. Hace educación ambiental a través del arte y es todo un llanero faculto (lea la entrada en la que hablo del llanero faculto), de él y su arte les hablaré en una próxima entrada.

Julio Barragán es el encargado de los transportes, guías y acompañamiento a los turistas y Jorge lleva muchos años trabajado con diferentes organizaciones que conservan felinos, como la fundación Panthera. También ha creado la fundación Jaguar, ha estructurado y ejecutado algunas estrategias para minimizar el conflicto que este felino tiene con los ganaderos y lleva años siguiendo e identificando a los jaguares que residen o pasan por la reserva Hato La Aurora.

 

1. Los barragán (Julio y Jorge Barragan) avistando una huella de jaguar. 2. Jorge barragán y Carlos Valderrama de fundacion Panthera. Fotos: Facebook Hato la Aurora.

 Al día de hoy y según el censo histórico que lleva Jorge, se han registrado más de 47 jaguares en las sabanas del hato y se han identificado 10 individuos que residen en La Aurora; los otros solo han pasado por allí hacia otras zonas del sur o norte del país, convirtiendo el hato en un corredor biológico muy importante para la conservación de esta especie.

Registrar e identificar un jaguar es una tarea de paciencia, tiempo y mucha observación; las manchas de su pelaje son únicas, (como nuestras huellas dactilares). Gracias al fototrampeo se logra capturar la imagen del lado derecho e izquierdo de cada individuo, para encontrar esa mancha característica de cada uno de ellos. De esta manera los identifican, nombran, reconocen y hacen seguimiento.

 

Técnica de identificación de individuos de jaguar en el hato La Aurora. Fotos: Facebook Hato la Aurora.

Mariposa es una de las primeras identificadas, es una jaguar residente y gracias al seguimiento se le conocen 11 crías, una de esas crías es Cayena que también decidió quedarse en esas hermosas sabanas; Cayena ha tenido 7 crías y actualmente ya es abuela.

Los machos por su parte, usan el territorio de La Aurora como corredor biológico, se cree que algunos se quedan por uno o dos años, se aparean con las hembras residentes y se van del territorio dejando espacio para otros machos jóvenes. 

 Algunas  hembras se quedan como residentes (ese es el caso de Mariposa y Cayena), esto indica el buen estado y salud de los ecosistemas de sabana inundable que se encuentran en la reserva La Aurora. Podríamos decir que esta reserva es una auténtica guardería de jaguares.

En los últimos días se ha avistado al imponente "Faculto", un jaguar macho y joven que seguro buscará una de las hembras que reside en la reserva para aparearse y dejar descendencia en esas tierras.

El jaguar es considerado una especie sombrilla, lo que quiere decir que al proteger al jaguar (que está en la cima de la cadena alimenticia) se protegen directamente las demás especies de flora y fauna que le siguen; gracias al turismo de naturaleza que hace la familia Barragán se ha podido demostrar que un jaguar vivo genera más dinero que uno muerto, esto ha logrado disminuir su cacería y ha permitido aumentando su hábitat.

 

Crías de Mariposa en la reserva La Aurora.

Crías de Cayena en la Reserva La Aurora. 

Con mis amigos y socios de la Fundación Cunaguaro, aceptamos inmediatamente la invitación de los hermanos Barragán; organizamos maletas, cargamos a la negrita (La camioneta safari de Cunaguaro Travel)  y nos fuimos a un fin de semana de travesía y búsqueda del jaguar en las sabanas del Hato La Aurora. 

 

Renzo Avila, Cesar Rojano, Jorge Barragán, Laura Miranda y esta Guata.

Al tomar la trocha que lleva hacía La Aurora inició el espectáculo, tucanes, osos palmeros (Myrmecophaga tridactyla), zorros (Cerdocyon thous) y hasta el rey zamuro (Sarcoramphus papa),  nos dieron la bienvenida. Ya en Juan Solito organizamos las jornadas de avistamiento que iniciaban a las 4 de la mañana y finalizaban a las 8 de la noche.

 


El famoso Aruco Foto Lucía Córdoba
La mayor parte del tiempo la pasábamos en silencio, a la expectativa, emocionados y muy ansiosos. Pasamos horas y horas observando la gran sabana y a todos los que viven en ella; venados (Odocoileus virginianus), arucos (Anhima cornuta), marranos mañosos, arucos, caballos salvajes, arucos, osos palmeros, arucos, venados, chigüiros (Hydrochoerus hydrochaeris), aves de mil colores y ¡¡uno que otro Aruco!!, (realmente nunca había visto tantos arucos en mi vida, era como estar en Arucolandia), pero el tigre no aparecía.

 Vimos sus huellas recientes en el suelo, justo acababa de pasar por donde nosotros estábamos; revisamos unas cámaras trampa y vimos que había pasado por allí el día anterior. 
 
Luego encontramos una presa recién comida, su muerte había sido hacía muy poco (20 minutos antes y hubiéramos alcanzado a ver al jaguar comiéndoselo); fue increíble ver como sus colmillos atravesaron el cráneo del chigüiro y como sus garras quedaron tatuadas en la piel de la presa… pero ese día tampoco lo vimos. 😕
 

 Al día siguiente encontramos curiosamente un excremento peludo, seguramente eran pelos de algunas de sus presas, lo chistoso es que hasta ver un pedazo de mierda con pelos me emocionaba; sin embargo, pasaron los días y el jaguar no se dejó ver.

 

1. Huella de un Jaguar joven. 2. Excremento de jaguar.

  La presencia de los Jaguares en un ecosistema indica la buena salud de esos territorios, el Jaguar es el guardián protector de la sabana, regula desde la cima de la cadena alimenticia las dinámicas ecosistémicas, sí el jaguar desaparece el futuro de estas sabanas inundables y toda su biodiversidad se encontrarían en riesgo.

 La labor que realiza la familia Barragán con la protección de la reserva es muy importante y valiosa para la conservación de los llanos orientales, agradezco y admiro profundamente su trabajo y ojalá en este mundo hubiesen más Barraganes.

 Algunos ganaderos entran en conflicto atribuyéndole muchas muertes de ganado a la depredación por grandes felinos y muchos de ellos hasta hacen brigadas de cacería para matarlos, pero si realizaran mucho mejor la observación y los conteos de ese ganado muerto, se darían cuenta que el verano cobra más individuos que la misma depredación.

 

Presa de Jaguar.

Y si entenderíamos un poco más a la naturaleza, nos daríamos cuenta que somos nosotros los seres humanos los que hemos entrado a su territorio, hemos destruido su hogar, hemos transformado el paisaje y hemos acabado con la biodiversidad. Sí el jaguar o el puma no encuentran chigüiros, venados o marranos y ven al ganado disponible, seguro intentarán cazar una res. ¿Creen ustedes que es culpa del Jaguar?

 Aún sin verlo, esta experiencia la llevaré tatuada en mis recuerdos. Seguir sus rastros, escuchar las historias de Jorge y los jaguares de La Aurora, contemplar el paisaje sabanero en la camioneta safari, saludar al día viendo el amanecer, despedirlo observando los arreboles del atardecer con el canto de las garzas, tener la fortuna de poder contemplar toda esa biodiversidad y disfrutarla con mis grandes amigos, hicieron de ese fin de semana una experiencia sin igual.

 

Renzo Ávila, Lucía Córdoba, Cesar Rojano y Laura Miranda.

Aún espero el día en que pueda volver a ver a un jaguar y sé que tarde o temprano llegará. Gracias a Cesar, Laura y Renzo por esa aventura y espero que vengan muchas más.  Esa vez nos disfrutamos la sabana de paseo y no trabajando, lo que lo hacía más valioso. Un agradecimiento especial a  Jorge, Nelson y toda la familia Barragán, al Hotel Juan Solito por esos instantes de contemplación y felicidad profunda.

Si le interesa desconectarse, contemplar la naturaleza y tener la fortuna de ver un jaguar; reserve su estadía en el ecolodge Juan Solito y adéntrese a lo más profundo de la sabana en búsqueda del jaguar junto con Jorge Barragán. Si no lo ve... seguro saldrá más que satisfecho y con el alma purificada por el poder de la contemplación de la vida en todo su esplendor.

Foto de cámara trampa instalada en las sabanas del Hato La Aurora.


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